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Cambios propuestos por la FCA en materia de salvaguardia: Lo que las empresas de pagos y dinero electrónico deben saber en 2025

En respuesta a la creciente preocupación por las prácticas de salvaguardia en el sector de los pagos y el dinero electrónico, la Autoridad de Conducta Financiera (FCA) ha publicado un documento de consulta detallado (CP24/20), en el que propone cambios significativos destinados a mejorar la protección de los consumidores, elevar los estándares de la industria y reducir los riesgos en todo el sector. Esta iniciativa es consecuencia de los preocupantes descubrimientos de deficiencias en materia de protección, que han provocado importantes pérdidas a los consumidores, sobre todo en casos de insolvencia. Las empresas y los profesionales que operan en estos espacios deben prestar mucha atención a las nuevas propuestas, ya que pronto se enfrentarán a normativas más estrictas.

Por qué son importantes los cambios

La FCA ha identificado lagunas críticas en el actual régimen de salvaguardia, principalmente en el marco de los Reglamentos sobre servicios de pago de 2017 (PSR) y los Reglamentos sobre dinero electrónico de 2011 (EMR). Las prácticas de salvaguardia deficientes han dado lugar a que las empresas no protejan eficazmente los fondos de los consumidores pertinentes. En particular, durante las insolvencias de empresas entre 2018 y 2023, se registró un déficit medio del 65% en los fondos adeudados a los clientes. Las nuevas propuestas pretenden abordar estos problemas mediante la introducción de un marco normativo más sólido que, en última instancia, proteja los fondos de los consumidores y garantice devoluciones más rápidas y rentables.

Principales cambios y propuestas

  1. Mejora del mantenimiento de registros y la presentación de informes: Las empresas de pago se enfrentarán a requisitos más estrictos para mantener registros precisos de los fondos protegidos. Deberán realizar diariamente conciliaciones internas y externas para garantizar que los fondos de los consumidores están debidamente identificados y protegidos. También se les exigirá que presenten mensualmente a la FCA una declaración de salvaguarda, lo que mejorará la supervisión y la gestión proactiva del riesgo.
  2. Reforzar las prácticas de salvaguardia: La FCA aboga por prácticas más rigurosas en torno a la segregación de fondos. Se exigirá a las empresas que depositen los fondos de los consumidores en cuentas de salvaguardia específicas de bancos autorizados o que los inviertan en activos seguros y líquidos. Los proveedores externos que custodien fondos relevantes para las entidades de pago estarán sujetos a una diligencia debida y una supervisión más estrictas, y se espera que las empresas diversifiquen sus custodios.
  3. Fideicomiso legal sobre los fondos de garantía: Una de las propuestas más significativas es la introducción de un fideicomiso legal sobre los fondos de garantía. Este fideicomiso protegerá legalmente los fondos de los consumidores para que no se incluyan en la masa general de la empresa en caso de insolvencia, garantizando que estos fondos se distribuyan prioritariamente a los consumidores. Este cambio también elimina las ambigüedades jurídicas derivadas de sentencias anteriores, como el caso Ipagoo LLP.
  4. Mejora de la supervisión mediante auditorías de protección: A partir de ahora, las empresas estarán obligadas a realizar auditorías externas anuales de sus prácticas de salvaguardia, cuyos resultados se presentarán a la FCA. Estas auditorías ayudarán a detectar posibles deficiencias en las medidas de salvaguardia de las empresas y proporcionarán tanto a las empresas como a la FCA una visión clara del cumplimiento. Las pequeñas entidades de dinero electrónico, que antes estaban exentas de estas auditorías, ahora también estarán sujetas a este requisito, con lo que se igualarán las condiciones en todo el sector.
  5. Mayor atención a los consumidores vulnerables: La propuesta de la FCA subraya la necesidad de proteger a los consumidores financieramente vulnerables, que pueden depender en gran medida de los servicios de dinero electrónico para sus transacciones diarias. Muchos de estos consumidores carecen de la resistencia financiera necesaria para absorber incluso pequeñas pérdidas, por lo que es fundamental que las empresas adopten prácticas de salvaguardia que den prioridad a la devolución puntual de los fondos.
  6. Introducción de normas provisionales y finales: La FCA propone una aplicación en dos fases del régimen de salvaguardia. En la fase intermedia, las empresas deben cumplir los requisitos mejorados de los actuales PSR y EMR. La fase final introducirá un sistema más sólido alineado con el Client Assets Sourcebook (CASS) de la FCA, incorporando el fideicomiso estatutario y codificando las prácticas previamente esbozadas en las orientaciones.

Repercusiones en todo el sector

Estos cambios representan un importante giro normativo que podría transformar las operaciones de las empresas de pagos y dinero electrónico. Al mejorar la transparencia y endurecer el cumplimiento, la FCA pretende fomentar una mayor confianza en el sector, minimizar los riesgos de contagio y, en última instancia, ofrecer una mejor protección a los consumidores.

Sin embargo, estos cambios también supondrán un aumento de los costes operativos y de las cargas de cumplimiento para las empresas. La introducción de declaraciones mensuales, auditorías y fideicomisos obligatorios exigirá nuevos sistemas y procesos para garantizar el cumplimiento. A pesar de las presiones a corto plazo, estos costes se consideran inversiones necesarias para evitar los elevados costes financieros y de reputación del fracaso en este sector.

Lo esencial para los altos directivos

Para los altos directivos de las empresas reguladas de pagos y dinero electrónico, ahora es el momento de revisar las prácticas de protección y asegurarse de que cumplen las nuevas normas de la FCA. Las empresas que no cumplan con los nuevos requisitos se arriesgan a una acción reguladora, sanciones significativas y daños a su reputación. Con la consulta abierta hasta el 17 de diciembre de 2024, y las normas finales que se espera que entren en vigor a principios de 2025, la ventana para la retroalimentación y la preparación es estrecha.

En este dinámico panorama normativo, es esencial que la alta dirección comprenda de forma proactiva estos cambios y cómo afectarán a las operaciones cotidianas. Evaluar la idoneidad de los controles internos, prepararse para las auditorías externas y garantizar que las cuentas de salvaguardia cumplen la normativa será fundamental para superar esta transición sin contratiempos.

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